- Прыпеў
- Somos libres
- seámoslo siempre, seámoslo siempre
- y antes niegue sus luces
- sus luces, sus luces el Sol.
- Que faltemos al voto solemne
- que la patria al Eterno elevó.
- Que faltemos al voto solemne
- que la patria al Eterno elevó.
- Que faltemos al voto solemne
- que la patria al Eterno elevó.
- I
- Largo tiempo el peruano oprimido
- la ominosa cadena arrastró;
- condenado a una cruel servidumbre
- largo tiempo, largo tiempo
- largo tiempo en silencio gimió.
- Mas apenas el grito sagrado
- ¡Libertad! en sus costas se oyó,
- la indolencia de esclavo sacude,
- la humillada, la humillada
- la humillada cerviz levantó
- la humillada cerviz levantó
- cerviz levantó!.
- Прыпеў
- II
- Y al estruendo de broncas cadenas
- que escuchamos tres siglos de horror,
- de los libres al grito sagrado
- que oyó atónito el mundo, cesó.
- Por doquier San Martín inflamado,
- libertad, libertad, pronunció,
- y meciendo su base los Andes
- la anunciaron, también, a una voz.
- III
- Con su influjo los pueblos despiertan
- y cual rayo corrió la opinión;
- desde el istmo a las tierras del fuego,
- desde el fuego a la helada región.
- Todos juran romper el enlace
- que Natura a ambos mundos negó,
- y quebrar ese cetro que España
- reclinaba orgullosa en los dos.
- IV
- Lima cumple ese voto solemne,
- y, severa, su enojo mostró,
- al tirano impotente lanzando,
- que intentaba alargar su opresión.
- A su esfuerzo saltaron los grillos
- y los surcos que en sí reparó,
- le atizaron el odio y venganza
- que heredara de su Inca y Señor.
- V
- Compatriotas, no más verla esclava.
- Si humillada tres siglos gimió,
- para siempre jurémosla libre,
- manteniendo su propio esplendor.
- Nuestros brazos, hasta hoy desarmados
- estén siempre cebando el cañón,
- que algún día las playas de Iberia
- sentirán de su estruendo el terror.
- VI
- Excitemos los celos de España
- pues presiente con mengua y furor
- que en concurso de grandes naciones
- nuestra patria entrará en parangón.
- En la lista que de éstas se forme
- llenaremos primero el reglón
- que el tirano ambicioso Iberino,
- que la América toda asoló.
- VII
- En su cima los Andes sostengan
- la bandera o pendón bicolor,
- que a los siglos anuncie el esfuerzo
- que ser libres por siempre nos dio.
- A su sombra vivamos tranquilos,
- y al nacer por sus cumbres el sol,
- renovemos el gran juramento
- que rendimos al Dios de Jacob.
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